Las tareas son enormes, pero cada día existe una mayor compresión acerca de la necesidad de movilizar la sociedad y crear conciencia sobre la leucemia y el linfoma.
Se trata de condiciones de salud que afectan de manera significativa la vida de personas en todo el mundo, lo que plantea un acceso oportuno al diagnóstico y un tratamiento eficaz.
Septiembre es el mes dedicado por la comunidad internacional para llamar la atención sobre ambas condiciones, por lo que se organizan conferencias en las que se dan los informes más actualizados de la ciencia, al tiempo que se promueve todo lo que pueda contribuir al mejoramiento de la vida de quienes se han visto afectados.
Uno de los aspectos que más se remarca con relación a este tema, dado el impacto que tiene sobre la atención y tratamiento, es la donación de sangre o de médula ósea. Si bien en muchas otras condiciones de naturaleza similar la donación es de carácter trascendental, puede decirse que en este caso es determinante para salvar vidas.
Como se sabe, la leucemia es una condición maligna, que al progresar muy rápido envuelve la médula ósea y la sangre. Esto, a su vez, genera una aglomeración de células no funcionales, conocidas como blastos. Su presencia en la médula ósea impide que las células que componen la sangre se desarrollen con normalidad. Por lo tanto, las células rojas y blancas no alcanzan la cantidad requerida en el torrente sanguíneo.
Según The Leukemia & Lymphoma Society, la necesidad es crítica: cada cinco minutos en Estados Unidos alguna persona (300 por día) es diagnosticada con cáncer en la sangre. Menos de cada 10 minutos alguien muere a causa de este flagelo, al tiempo que solo en ese país 900 mil personas luchan cada día contra cánceres de la sangre. La estadística se menciona a manera de ejemplo por la confianza que se reconoce a los reportes oficiales estadounidenses, pero la situación es igualmente dramática en el resto del mundo.
“Hemos logrado increíbles progresos en la lucha contra los cánceres en la sangre.
Pero hay aún muchas personas que necesitan de nuestra ayuda”, sostiene Ariane Miller-Ice, directora ejecutiva del Capítulo del Sur de la Florida.
La leucemia es el cáncer más frecuente en Panamá entre la población infantil. La Fundación del Niño con Leucemia y Cáncer (Fanlyc) ha logrado desde su fundación hacer que el país mire cada vez con mayor atención la gravedad de este terrible problema.
Pero, como se dijo, hay mucho por hacer. Bastante. Especialmente en lo concerniente a la poca conciencia que hay sobre el hecho de que la donación de sangre puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Revertir este comportamiento cultural es una preocupación permanente de la comunidad médica, especialmente para los hematólogos.
En ese sentido, es preciso que muchos más voluntarios donen por vez y unidad unos 450 centímetros cúbicos de sangre, cuyos componentes, entre otros, plasma, plaquetas y glóbulos rojos, pueden llegar a salvar hasta tres personas.
De las 52 mil unidades de sangre recibidas en 2011, la menor cantidad (7%) fue donada por voluntarios.
La mayoría, 65%, procedió de donaciones dirigidas (familiares); el 28% fue remunerada; mientras que el 7% fue voluntaria. “Esto último es un avance, porque antes teníamos 0% de donaciones genuinamente altruistas”, dijo en junio pasado a este diario el hematólogo Carlos Montero, coordinador médico del Programa Nacional de Sangre del Ministerio de Salud y de la Caja de Seguro Social.
Cabe señalar que la sangre donada dura 35 días en reserva, o sea que requiere ser renovada para asegurar una calidad efectiva y eficaz.
Quienes sufren accidentes y los que necesitan cirugías importantes o son sometidos a trasplante y aquellos que padecen enfermedades hematológicas (leucemia o linfoma) son los más beneficiados con estas donaciones.
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